Supersticiones y manías
.png)
Hubo un tiempo en el que creía en las supersticiones hasta el punto de ser casi enfermizo. Como si el destino de mi equipo pasara por lo que hiciera yo y no por lo que pasara en el campo. Hoy soy capaz de enumerar muchas de esas pamplinas como ponerme la última camiseta blanca original que llegara al armario en días de partido y seleccionar de entre todas, la bufanda correspondiente: la de Europa, para Europa; la de Liga para Liga; la de la Copa para la Copa y hasta el Sevilla Atlético tenía la suya. Pero después pasaba por besar el escudo antes de salir y que mi madre me dijera "suerte" yo no sé cuántas veces hasta perderla de vista bajando las escaleras. Era ponerme los mismos pantalones, los mismos calzoncillos azules y los mismos calcetines blancos con una raya azul. Lavados entre partido a partido, claro... También era cruzar el mismo paso de cebra pegado al lado derecho y en línea recta -no diagonal- y dar una carrerita hasta la acera para girar noventa grados a la der...